Aunque la expedición del comodoro Byron fue bien recibida por las autoridades portuguesas en su visita a Río de 1765, tres años después la llegada del Endeavour fue vista con gran recelo. Unos días después Cook pudo comprobar el trato bien diferente que recibía un bergantín español, un barco correo, procedente de Buenos Aires que en su ruta de vuelta a España hacía escala en Río de Janeiro y que fondeo en el puerto sin estar sometido a vigilancia y del que su tripulación pudo bajar y alojarse en tierra sin impedimento alguno.