Eduardo de Acha, gran precursor y artífice de la fundación de este centenario club, tenía por aquel entonces que desplazarse a Bilbao por asuntos familiares, y en el viaje aprovechó para solicitar al Athletic los requisitos de la creación de un nuevo club, sucursal del bilbaíno. Entre ellos hay un mínimo de ocho plazas reservadas exclusivamente para jugadores formados localmente, esto es, en la cantera del club.